23.4.11

Crónicas Turcas: Capadocia y Estambul.


Siempre creí que en una buena esquiada están incluidos los momentos gloriosos de charla con los colegas en el bar tras quitarnos las botas y guardar todo el equipo.

Un viaje para practicar esquí de montaña por Turquía sólo podía finalizar disfrutando la magia de  Capadocia y la grandiosidad y vitalidad de la antigua Constantinopla. Éste es otro capítulo más, igual de importante que los que desarrollamos sobre los esquíes, de esta actividad que nos apasiona.

Y así lo hicimos; tras la ascensión al Monte Erciyes nos  dedicamos a visitar los increíbles paisajes que rodean la villa de Göreme. Paisajes que parecen sacados de la imaginación de un cuento de hadas. Un monumental capricho geológico en el que durante siglos los hombres horadaron la roca convirtiendo la blanda toba volcánica de la zona en sus hogares, auténticos bloques de viviendas excavados en roca. Los antiguos habitantes, cristianos, excavaron cientos de bellas iglesias, monasterios e incluso enormes ciudades subterráneas.

Después nos trasladamos a Estambul, la mítica Constantinopla: Santa Sofía, La Mezquita Azul, El Palacio Topkapi, La Basílica Cisterna, el crucero por el Bósforo, el puente Gálata, las llamadas a oración del almuecín, los hammanes, el humo de los narguiles, los kebabs  y el regateo en el Gran Bazar. Un fabuloso festín para nuestros sentidos.






Apoteósico final para un viaje de esquí de montaña absolutamente brutal.

20.4.11

Crónicas Turcas: Volcanes de Anatolia.



La Península de Anatolia o Asia Menor comprende gran parte del lado asiático del actual  estado turco.

En la Anatolia Central existen multitud de volcanes extintos que con sus erupciones hace miles de años originaron el paisaje inverosímil de Capadocia.



Monte Hasan


Monte Erciyes




Sus dos cumbres más esbeltas y elevadas son el Hasan Dağı (3.253 m.) y Erciyes Dağı (3.916 m.).

Ambas montañas son espectaculares para practicar el esquí de montaña. Amplias cumbres de dimensiones enormes con larguísimas y pronunciadas canales. 

Descensos impresionantes entre los 1.500 y los 2.000 m. de desnivel esquiable.

Tras unos primeros días deslizándonos por los Montes Tauro trasladamos nuestra base a la villa "troglodita" de Göreme, en pleno corazón de La Capadocia, desde donde acometimos las ascensiones a este par de fantásticas cumbres volcánicas.

El Volcán Hasan es la cumbre más cómoda que ascendimos, aunque las adversas condiciones meteorológicas endurecieron la ascensión. La absoluta falta de visibilidad en la parte superior nos obligó a extremar las precauciones en un lento descenso a ciegas.

El Volcán Erciyes, con una estación de esquí en su falda, es una poderosa montaña, larga y extenuante en las condiciones en que la encontramos: rebosante de nieve fresca, con un fuerte temporal en la cumbre y con 2.000 inacabables metros de desnivel que debimos afrontar.  Me llevaron al límite de mis fuerzas.

Nada que no se supere con una ducha bien caliente, una cena exquisita y un buen rato de relax agarrado a la cerveza y al narguile.




Pues sí, definitivamente incluyo Turquía en mi lista de esquiadas salvajes.

Sin ninguna duda. 

Un país con un enorme potencial para el esquí de montaña, con bellas montañas sin masificar, en las que puedes estar una semana realizando fantásticas ascensiones sin ver una sola traza de esquíes, ni refugios,  helicopteros sobrevolándote, o la pintura de los GRs y PRs por todos lados.

Un país con una historia riquísima y ancestral, un pueblo afable y hospitalario, paisajes de ensueño, ciudades con exotismo y montañas en las que aún sentirte pionero.

Volveré.

17.4.11

Crónicas Turcas: Las Montañas Aladağlar.






La abrupta cordillera del Aladağlar, ("Montaña Blanca" en turco) que conforma la frontera oriental de la península de Anatolia ha sido el último destino de nuestra permanente búsqueda de terrenos exóticos y poco transitados para el esquí de montaña.

El Aladağlar o Montes Tauro son una cordillera de roca caliza con cumbres que superan los 3.700 metros de altura. Las formas de sus lejanas cumbres me resultaron extrañamente familiares debido a su evidente parecido con mis amados Picos d'Europa.

Sentimos plenamente la vigorosa energía que irradian estas escarpadas montañas: su lejanía, soledad, aislamiento, dificultad, belleza, rudeza...

Desde nuestra base en la pequeña aldea de Çukurbag conseguimos hollar, con una climatología adversa que nos obligó a un denodado esfuerzo, dos de sus preciadas cumbres: Güzeller Dagi (3.461 m.) y Emler Dagi (3.723 m.)  para acometer alucinantes descensos de 1.500 a 1.800 metros de desnivel a través de inclinadas canales, profundos valles y largas laderas sin más huellas que las de lobos, zorros e íbices..., sin vestigio humano alguno.

El único nexo de unión humano era el walkie-talkie mediante el que nos comunicábamos con nuestro conductor, guía logístico y traductor  Adem Donmez que nos aguardaba paciente junto al vehículo al pie de las montañas.

Estos primeros días de Abril fueron jornadas de intensas sensaciones para Aitor y para mi...




...y esto no era más que el principio.