30.9.11

Hasta el Fin del Mundo.


Cualquier apasionado esquiador de pista soñaría con deslizarse sobre sus tablas por una estación de esquí en la que se encontrara estas tres cosas: Nieve abundante, poca gente y buen tiempo.

Para obtenerlas algún fanático esquiador iría a buscarlas hasta el fin del mundo.

Eso hice yo.

La Tierra del Fuego es un lugar mítico. Su leyenda se ha forjado con las historias de naufragios en el estrecho de Magallanes,  de buscadores de oro, de estancias ganaderas del tamaño de regiones, de etnias indígenas exterminadas, del faro del fin del mundo novelescamente retratado por Julio Verne, ...











Ushuaia, la ciudad más austral de la Tierra, está enclavada en un lugar imponente. Sus calles trepan desde un bravío océano austral por la ladera de la montaña hasta alcanzar el fragoso bosque magallánico.  La naturaleza aquí es indómita y desatada.

Y esquiar en la cercana estación de esquí de Cerro Castor es hacerlo en uno de los lugares más increíblemente salvajes de La Tierra, absolutamente envuelto por subyugadores bosques y escarpadas cumbres nevadas.

















Aquí en los confines de la Tierra la vida es intensa, vigorosa, vital. 

Justo como a mi me gusta.




24.9.11

Chaltén.

Esquiar en El Chaltén siempre es un espectáculo grandioso.


 























Y aquí estoy yo con butaca de primera fila.   

23.9.11

Estepa.

Un bus recorre sin pausa la infinita soledad de la estepa patagónica.






















Me transporta raudo hasta un mítico lugar de afiladas cumbres que se alzan altivas y salvajes en los confines de La Patagonia.

Vuelvo al Chaltén.

20.9.11

Asados, mate y nieve.



Al fin he vuelto a la Argentina.

Pasear por Buenos Aires, saborear un buen asado, tomar mate y conversar con los amigos...










.... y por supuesto bajar a La Patagonia.


Mi primera parada fue Esquel, en la provincia del Chubut. Una tranquila y bella ciudad al pie de la estación de esquí de La Hoya y junto al espectacularmente bello Parque Nacional de Los Alerces.

Escogí para volver a ponerme los esquíes una estación pequeña, sin aglomeraciones y con una de las mejores nieves de la Cordillera . Nieve polvo en abundancia y apenas unas pocas personas deslizándose por sus pistas.











































Y después de unos lindos días de esquí y paseos por el Parque Nacional de Los Alerces continúo mi ruta hacia el sur.