A las 9.30 de la mañana del domingo 3 de Febrero la máquina quitanieves había abierto la carretera únicamente hasta Sotres.
Hacía escasas horas que había dejado de nevar y el manto blanco que lo cubría todo era una perfecta nieve polvo de calidad suprema.
Atravesamos el bosque inmaculado hasta La Brañiella, proseguimos el ascenso por el corazón del Macizu d'Ándara y alcanzamos la cumbre del Picu Deboru justo cuando el sol se abrió paso entre los jirones de nube.
Con esas condiciones el descenso fue mitológico: Sol y nieve polvo hasta el último giro flotando con gracilidad a través de amplias laderas impolutas y acariciándonos con la tenue luz del sol filtrándose entre los árboles tapizados de blanco.
Belleza en estado puro. La montaña en todo su esplendor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario