25.10.10

Escalar en Luna.


Sigo conociendo escuelas de escalada al sur de la Cordillera Cantábrica.

El sábado Luque me llevó hasta Sena de Luna, en el hermoso, recóndito y repleto de rocas Valle de Luna.

Es un paraje con un halo solitario y bucólico aunque paradójicamente esté al lado de mi casa. Solo tengo que tomar la autopista a León y en la primera salida me desvío a la derecha. Ahí mismo.

Los valles del norte leonés que limitan con Asturies tienen, a mis ojos, una belleza serena y melancólica. Son lugares casi deshabitados, con aldeas que apenas tienen algo de vida en verano, el clima es extremo y las oportunidades para vivir muy pocas.

Pero la hermosura que irradian está fuera de toda duda, especialmente en el otoño, cuando sus alamedas se tiñen de amarillo y sus frondosos robledales de rojo y ocre.

Los días luminosos, calidos al mediodía y fríos en los extremos, el intenso olor a tomillo que impregna los campos, los cielos perfectamente límpidos,... todo ello conforma un escenario encantador. 

¿Y la roca?... la roca es una caliza de gran calidad y variedad: placas de adherencia, de agujeros, fisuras, desplomes,...





23.10.10

Aguardando al invierno.


Cuando me levanté esta mañana una sensación de frío recorrió mi cuerpo como un latigazo.

Me eché una manta encima y me dispuse a preparar un café bien caliente que me ayudara a despertar.






Soñoliento, con los ojos aún medio cerrados miré por la ventana y la visión de la hierba escarchada me produjo una extraña sensación: súbitamente caí en la cuenta de que el invierno está a punto de llegar.

Los síntomas son bastantes claros: las noches son ya frías, volví a usar las madreñas para no empapar los pies, el verde de las hojas va dando paso a los rojos y ocres, las setas crecen por doquier, y el olor,..........el intenso olor a invierno que impregna el valle en las madrugadas.





Ya está llegando, y yo sin preparar. 

18.10.10

Buscando el sol.


Este sábado el omnipresente "orbayu asturianu" hizo acto de presencia.

La fina y persistente lluvia típica del norte dejó empapadas todas las paredes en las que poder escalar este otoñal fin de semana.

Sin embargo, basta con sortear las montañas, trasladarse al lado sur de la Cordillera y buscar una de las muchas escuelas que hay en el Norte de León, para poder disfrutar de unos tranquilos, bellos y soleados días de otoño.

En esta ocasión nos juntamos unos cuantos amigos en Las Hoces de Vegacervera, no a hacer vías de varios largos semiequipadas, sino a practicar la escalada deportiva en una zona orientada al sur y situada junto al pueblo de Vegacervera denominada Hoces-Free.

Me habían hablado muy bien de estos muros, con equipamiento excelente y rutas de excepcional caliza. Pero se habían quedado cortos, el lugar es alucinante. 

Escalé en buena compañía hasta que el sol se ocultó dando paso al frío y la oscuridad de un tiempo que ya huele a nieve en las cumbres. Después volví al Norte, a sumergirme bajo las nubes, con los brazos totalmente agotados y sensación de enorme placidez, y me instalé frente a la chimenea a disfrutar del relax de la vuelta al hogar con la plena satisfacción de que también este fin de semana "amorticé el forfait".

Solamente una sombra perturba levemente mi plácida felicidad, y es que mi pierna sigue quejándose y aún no alcanzo a ver el final. Menos mal que soy de los que piensan que la botella está medio llena.







14.10.10

Pedricero


Mi empresa me envió la semana pasada a un curso de "Base Station Subsystem Operation and Maintenence RG10" a la sede de Nokia Siemens Networks en Tres Cantos (Madrid). Justo al lado de La Pedriza.

El curso muy interesante. Lo que hacía al salir de clase, mucho más.

"La Pedra" está hermosa en Otoño.  Ya quedaron atrás los rigores de un caluroso verano y comenzó una nueva temporada de escalada.

Me considero pedricero, y esa es toda una declaración de intenciones para un escalador. Adoro las placas tumbadas y lisas de La Pedriza. No soy un gran escalador ni hago mucho grado, pero disfruto tanto como si fuera el mayor fiera.

Ya no vivo en Manzanares, sin embargo siempre que puedo allá vuelvo. Una parte de mi sigue residiendo en ese hermoso mundo de bloques de granito, de jaras y bosques de coníferas.

Comparto escaladas, pitillos, cervezas, conversaciones, experiencias,... con mis amigos pedriceros.




Allí soy uno mas.