Expedición

Cuando un montañero viaja a un lugar lejano para ascender alguna montaña, suele utilizar la expresión "irse de expedición".

Un expedicionario tiene un objetivo más o menos complejo que se localiza a miles de kilómetros de su hogar, desarrolla laboriosos preparativos para organizarlo todo y, finalmente, experimenta excitantes sensaciones viajando, y contándolo a su vuelta, a montañas exóticas y normalmente de renombre en el mundillo montañero.

Exactamente todo lo contrario a lo que yo siento cuando voy a Patagonia. 

Cordón Toribio

Valle de Tierra Mayor. Tierra del Fuego.

Nieva copiosamente esta gélida mañana de fines de Septiembre.

Deslizándonos sobre nuestros esquíes, Laura, Aitor y yo, nos internamos en los frondosos bosques magallánicos.

En la lejanía,  más allá de los límites del bosque, se divisa una cumbre con una tentadora ladera. Es el Cordón Toribio, una fácil cresta montañosa situada entre los imponentes Cerro Bonete, Cerro Domo Blanco y Cerro Alvear.

Pero en estas latitudes tan australes ninguna ascensión es realmente sencilla. Los Andes Fueguinos poseen un clima catalogado como "subpolar oceánico", caracterizado por sus frías temperaturas, sus fuertes rachas de viento y su baja heliofanía.

Y ese día había de todo ello en abundancia.