26.9.09

El Chaltén. Donde está mi corazón.


Mi viaje finalizó en El Chaltén.

Desde El Calafate con Aitor y Lucía tome un bus que nos transportó atravesando la interminable estepa hasta el pequeño pueblo perdido en el corazón de La Patagonia, lugar de mi ensoñación.



Inicialmente ésta iba a ser una etapa más del viaje que preveía finalizar en Ushuaia, en la Tierra del Fuego, pero una vez allí fui incapaz de moverme hasta el mismo día de mi partida. Allí despedí a Aitor, días después a Lucía y me quedé rodeado de mis amigos argentinos disfrutando de la magia de un lugar especial, único, apasionante.




Ese lugar ejerce en mí un magnetismo que me atrapa irremediablemente. Son sus indescriptibles montañas, sus bosques impenetrables, sus lagos cristalinos, sus anárquicos glaciares , sus ríos vigorosos y ante todo y de modo especial sus gentes entrañables.




Telemarkeé por lugares absolutamente salvajes, comí sabrosos asados en la mejor compañía, paseé relajado, vi anocheceres de belleza casi irreal, conversé tomando mate con queridos amigos,...¡viví intensamente!.

Allí estoy en mi casa, en mi hogar.



Amo La Patagonia.

1.9.09

Hacia el Sur.


Tras más de una semana de estancia en Bariloche con el tiempo empeorando progresivamente decidimos que ya es tiempo de ir tomando el camino del sur.



La siguiente escala será la ciudad de Esquel, a poco más de cuatro horas de bus, junto a la estación de esquí de La Hoya. Una tranquila y bella ciudad que tiene fama de poseer una de las mejores nieves de La Argentina.

Pero no este año. Los fuertes vientos y la lluvia nos impiden esquiar. No importa, el plan alternativo que encontramos sigue siendo apasionante. Visitamos el bellísimo Parque Nacional de Los Alerces y la ciudad de raices celtas galesas de Trevelin.







Naturaleza en estado puro: Lagos color turquesa, bosques de alerces milenarios, montañas nevadas azotadas por el viento,...

Y por las noches seguimos saboreando la excelente gastronomía argentina y sus espléndidos vinos. Eso no falla nunca.

Dejamos Esquel sin esquiar pero pasándolo "rebien" y tomamos un bus que en casi 24 horas nos lleva hasta El Calafate, mucho más al sur aún.




En la resguardada bahía del Lago Argentino donde se sitúa esta coqueta ciudad, puerta de acceso a las maravillas del Parque Nacional de Los Glaciares, vemos los rayos del sol después de muchos días y las montañas cargadas de nieve reflejándose en las aguas turquesas del Lago...









...que nos aguardan.