15.10.12

Carretera Austral


Se acabó el tiempo de los volcanes.

En Pucón, al pie del Volcán Villarrica, me separé de mis amigos y crucé el Paso Mamuil Malal entre Chile y Argentina. Llegué a Bariloche visitando por el camino las villas turísticas de San Martín de Los Andes y Villa La Angostura.

En San Carlos de Bariloche me recibió mi querida amiga Mandi. Tras unos días de comidas, tertulias, compras, esquí y relax al pie del Lago Nahuel Huapi me puse nuevamente en marcha.
Mandi será mi socia y guía en un viaje mítico: La Carretera Austral Chilena.

Esta ruta recorre 1.200 km. desde Puerto Montt hasta Villa O'Higgins a través de la salvaje y sinuosa geografía del sur chileno repleta de glaciares, bosques impenetrables, cascadas, fiordos, ríos impetuosos, cumbres poderosas, lagos esmeralda y escasa presencia humana. 

Esta obra ingente, impulsada por el ejército chileno y aún inconclusa, pretende comunicar toda la Patagonia Chilena. Las dificultades orográficas son gigantescas y el estado de la ruta, en su mayor parte de ripio (tierra), muy variable dependiendo de la climatología.

Salimos de Bariloche en una renault Kangoo cargada de trastos y volvimos a cruzar la frontera por el Paso Futaleufú.

Bajo la persistente lluvia y entre la espesa selva valdiviana avanzamos hasta Chaitén, antaño un hermoso puerto del Pacífico, hoy una ciudad medio fantasma tras la erupción del volcán en el 2008.

Desde Chaitén fui dando forma a los evocadores nombres que jalonan la ruta: Puyuhuapi, Puerto Cisnes, Parque Nacional Queulat, Coyaique, Parque Nacional Cerro Castillo, Puerto Río Tranquilo, Puerto Bertrand, Cochrane, Reserva Nacional Tamango, Caleta Tortel....

El punto más meridional que alcanzamos, Caleta Tortel, es un lugar absolutamente asombroso: un pueblo colgado de un fiordo del Océano Pacífico entre los campos de hielo norte y sur en el que las pasarelas de madera y los palafitos sobre el agua sustituyen a las calles confiriéndole un aspecto de escenario de película de ciencia-ficción.

Hasta allí llega la ruta, retrocedimos hasta el Paso Roballos, última frontera transitable para vehículos, para volver a entrar en La Argentina a la altura de los Lagos Posadas y Pueyrredon, en lo más profundo de la provincia de Santa Cruz. Nos emocionamos con la visión de la Cueva de las Manos, joya del arte rupestre patagónico, y bajamos por la Ruta 40 atravesando las remotas y australes localidades de Bajo Caracoles, Gobernador Gregores y Tres Lagos hasta alcanzar en la madrugada mi querido y añorado Chaltén.

Chaltén, ese oasis rebosante de vida al pie del Cerro Torre y Fitz-Roy. El lugar al que año tras año retorno sin remedio.

Fascinante, asombroso, maravilloso, indescriptible, irrepetible...me quedo sin adjetivos para describir la belleza de esta ruta a través de la inmensa, intensa y salvaje Patagonia.



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