10.4.13

Montes Tatras. Polonia. Primera parte


Estas abruptas, modestas y poderosas montañas, frontera natural entre Polonia y Eslovaquía, fueron nuestra elección anual.

Es ya una tradición, para Aitor y para mi, buscar cada año una cordillera que nos resulte lejana y sugerente para nuestras esquiadas. 

El año pasado fue Bulgaria, viaje al que se nos unieron Oier Markinez y Xabier Gatón; la compañía no pudo ser mejor, así que este año el grupo repitió. Me resulta difícil imaginar mejores compañeros ni esquiadores más avezados.

Los Tatras conforman la parte más occidental y de mayor altura del Sistema Montañoso de los Cárpatos, que se extienden desde Chequia hasta Hungría, pasando por Polonia, Eslovaquia, Ucrania , Rumanía y Serbia.

Hasta hace muy poco tiempo no sabía ni que había montañas en Polonia. Ahora estoy seguro de que volveré. 

Volveré, porque esta cordillera centroeuropea es de una belleza espectacular: cumbres escarpadas -refugio de una fauna variadísima- tapizadas de frondosos bosques e idílicos lagos, con una infraestructura de refugios impresionante, gente afable, y precios muy baratos para un europeo del sur. Si a ello le unimos nieve abundante y de gran calidad, tenemos los ingredientes necesarios para que la experiencia sea gloriosa. El único problema fue, tal vez, que la nieve era excesivamente abundante.

Al aterrizar descubrimos una Cracovia arropada por un generoso manto de nieve. Desde allí nos desplazamos en auto hacia el sur, a través de un paisaje omnipresentemente blanco, hasta Zakopane,  capital de los Tatras polacos, que despliega una importante actividad turística al pie de las montañas. 

La gran cantidad de nieve caída y las malas previsiones meteorológicas nos obligaron a modificar los planes. De la travesía inicialmente prevista, una semana atravesando toda la cordillera de oeste a este a través de la línea de cumbres, pasamos a realizar salidas de uno o dos días evitando las zonas con riesgo de avalancha, y esquivando los días de temporal bajando a descansar a Zakopane, esa “puerta de los Tatras iluminados por el gran sol”, como lo definiera Eugeniusz MalaczewsKi.

Nuestro primer encuentro con el powder polaco fue la ascensión al Pico de Kasprowy Wierch (1.987 metros). Allí constatamos lo que iba a ser la tónica general del viaje: bajas temperaturas, abundancia de nieve polvo y viento gélido en las cimas.

En el siguiente asalto ascendimos las cumbres Grześ (1.653 metros) y Rakoń (1.876 metros), durmiendo en el refugio de Chocholowska Polana. Una enorme y confortable casona de piedra que, como el resto de las que visitamos, recuerda la figura de su montañero más ilustre: Karol Józef Wojtyła, más conocido como Juan Pablo II, quien se definía a sí mismo, en esa escasamente conocida faceta de poeta, como “una arista joven y brusca de los Tatras rocosos”.







Información técnica detallada en el blog de mi amigo Xabi:

Ascensión al Kasprowy Wierch.

Ascensión al Grześ y Rakoń .



3 comentarios:

mon dijo...

Muy chulo Edu.... y nieve a puntapala. Un saludo.

Anónimo dijo...

Vaya envidia barbas! un abrazo y sigue así...que nos encanta! Zuriñe&Olaia&Txasti

Xabi dijo...

A mi tambien me encanta y sobre todo tus barbas que estan causando sensacion por Gasteiz, abrazos!!